Tenía ganas de llorar, quería dejar todo de lado alejarme de la ciudad, estar en algún paraje lejano y llorar, pero no lo hice, a cambio, me quede con la mirada fija, disperso, la gente pasaba a mi alrededor y no me daba cuenta, me rozaban, me empujaban, no lo sentía, nada era más importante en ese momento, pero, no podía hacer nada, la decisión estaba tomada, ella se iría y no podía hacer nada, por un momento pensé que quizá lograría convencerla, de que aquí, las cosas irían mejor, aunque sabía que no era cierto, respiré hondo, y finalmente me moví, bajé las escaleras al subterraneo y me alejé de aquel lugar que otrora me traía buenos recuerdos, me gustaría nunca regresar ahí.
Ahora me encuentro solo, en medio de una ciudad testigo de tantas historias que se conjugan y convergen, ahora mi historia era parte de la ciudad, estoy solo, aunque miles y miles de personas siguen pasando a mi lado, ignorándome, como si no existiera
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