Saturday, March 01, 2008
crónica de una intervención Parte 1
Estábamos en el los pisos medios de lo que era la torre mas alta de la ciudad, departíamos con gusto, era alrededor del mediodía, fuén en ese momento que volteamos al cielo y quedamos estupefactos, vimos claramente como los helicópteros volaban hacia el norte, el cielo estaba despejado y podíamos ver claramente lo que pasaba, se dirijían hacia un encuentro, estábamos en medio de una invasión, las aeronaves del país del norte avanzaban peligrosa y decididamente hacia el centro de la ciudad, todos nos quedamos parados viendo, en ese momento me embargó una sensación de impotencia y desesperación y no sabía que hacer, era claro que nuestro país, después de haber pasado por crisis y guerra civil, no tendría la fuerza para defenderse, y mucho menos encontraría apoyo en el pueblo que tanto había pisoteado, fué entonces cuando ocurrió el primer impacto, uno de nuestros helicópteros fué derribado, nos dimos cuenta que efectivamente algo grande estaba pasando, los restos del helicóptero venían directo a la torre, sin pensarlo, mi compañero y yo nos miramos y emprendimos la huida, la demás gente no reaccionaba, teníamos segundos de ventaja para encontrar libres las escaleras, era una estupidez utlizar los elevadores, en el momento en que pisamos el primer escalón hacia abajo, la torre se estremeció, los restos de ese primer helicóptero derribado, se habían por fin estrellado en la parte superior de esta, la estructura era fuerte, estábamos seguros de que no colapsaría, comenzamos el descenso, corríamos lo más rápido que podíamos, bajando sin mirar atrás, llegamos a la avenida y todo era caos, la batalla aérea se alejaba hacia el norte, donde están los campos de trigo, eso nos daba tiempo para refugiarnos en el subterraneo, afortuadamente Thomas, una de mis mejores amigos y con quién emprendía la huída, había sido de los cerebros que habían diseñado la red del subterraneo atómico que viajaba por las entrañas de la ciudad, conocía los planos de memoria y precisamente debido a la guerra civil que se avecinaba, se habían construido en secreto algunos refugios que solo unos cuantos conocían, nos dirijimos entonces a la primer entrada del subterraneo que encontramos, para ese entonces la gente en histeria colectiva hacia cualquier cosa con tal de alcanzar su objetivo, llegar a casa, reunirse con la familia, o simplemente huir hacia el sur.
Una vez que llegamos al subterraneo, este ya tenía unos minutos sin dar servicio, bajamos a los rieles por donde se desplaza, y caminamos hacia el oriente en busca del refugio mas cercano, pobre de la gente que no conocía estos secretos, ¿qué será de ellos? No teníamos mucho que hacer, para una ciudad con mas de 10 millones de habitantes, era imposible ayudar a todos, cuando llegamos a este refugio, ya había muchos de nuestros conocidos ahí dentro, estaban escuchando las noticias locales, había comenzado la intervención terrestre, el país del norte había anunciado que tomarían el centro político del país, desplazarían el gobierno actual y tomarían posesión de edificios públicos, calles y avenidas, supuestamente no tendríamos nada de que preocuparnos si nuestro gobierno no oponía resistencia.
Decidimos pasar la noche en el albergue, platicando y discutiendo diversos panoramos de la situación con los diferentes colegas que se encontraban con nosotros, las horas transcurrieron lentas, finalmente después de varias horas de estruendos y estallidos en la superficie, todo parecía en calma.
Sabíamos que ahora nuestro país estaba intervenido y que no podíamos hacer mucho al respecto, entonces decidimos salir unos cuantos a la calle, recopilar información y observar que es lo que había y estaba pasando, salimos en grupos de dos, por diferentes accesos al subterraneo, el panorama arriba era desolador, eran alrededor de las 10 de la noche cuando incursionamos al exterior, la obscuridad reinaba, solo algunas lámparas incandecentes seguían de pie, ayudándonos a seguir sin tropezar, las tropas del ejército invasor solo nos observaban cuidadosamente, éramos civiles, pero debían cerciorarse de eso, con cualquier movimiento extraño, seríamos atravezados por ráfagas de las balas de wolframio que impulsan las armas atómicas que cargan, los trajes que usaban hacía imposible que diferenciaramos a cada uno de estos, salvo por la estatura, todos eran iguales, caminamos por las calles aledañas al centro, debíamos ir en busca de algunos de esos reactores caseros, los cuales usaríamos para generar nuestras defensas, si conseguíamos alguno no doméstico, levantaríamos sospechas de inemdiato, nuestra habilidad para el manejo y distribución de la energía que generaban estos reactores nos facilitaría muchas tareas
Una vez que llegamos al subterraneo, este ya tenía unos minutos sin dar servicio, bajamos a los rieles por donde se desplaza, y caminamos hacia el oriente en busca del refugio mas cercano, pobre de la gente que no conocía estos secretos, ¿qué será de ellos? No teníamos mucho que hacer, para una ciudad con mas de 10 millones de habitantes, era imposible ayudar a todos, cuando llegamos a este refugio, ya había muchos de nuestros conocidos ahí dentro, estaban escuchando las noticias locales, había comenzado la intervención terrestre, el país del norte había anunciado que tomarían el centro político del país, desplazarían el gobierno actual y tomarían posesión de edificios públicos, calles y avenidas, supuestamente no tendríamos nada de que preocuparnos si nuestro gobierno no oponía resistencia.
Decidimos pasar la noche en el albergue, platicando y discutiendo diversos panoramos de la situación con los diferentes colegas que se encontraban con nosotros, las horas transcurrieron lentas, finalmente después de varias horas de estruendos y estallidos en la superficie, todo parecía en calma.
Sabíamos que ahora nuestro país estaba intervenido y que no podíamos hacer mucho al respecto, entonces decidimos salir unos cuantos a la calle, recopilar información y observar que es lo que había y estaba pasando, salimos en grupos de dos, por diferentes accesos al subterraneo, el panorama arriba era desolador, eran alrededor de las 10 de la noche cuando incursionamos al exterior, la obscuridad reinaba, solo algunas lámparas incandecentes seguían de pie, ayudándonos a seguir sin tropezar, las tropas del ejército invasor solo nos observaban cuidadosamente, éramos civiles, pero debían cerciorarse de eso, con cualquier movimiento extraño, seríamos atravezados por ráfagas de las balas de wolframio que impulsan las armas atómicas que cargan, los trajes que usaban hacía imposible que diferenciaramos a cada uno de estos, salvo por la estatura, todos eran iguales, caminamos por las calles aledañas al centro, debíamos ir en busca de algunos de esos reactores caseros, los cuales usaríamos para generar nuestras defensas, si conseguíamos alguno no doméstico, levantaríamos sospechas de inemdiato, nuestra habilidad para el manejo y distribución de la energía que generaban estos reactores nos facilitaría muchas tareas
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